La televisión se ha convertido en
el medio de comunicación preferido del público en especial de los niños y jóvenes, por lo tanto las
cadenas de televisión tienen la responsabilidad de producir y transmitir
contenidos que aporten positivamente la vida de los futuros ciudadanos
colombianos.
Luego de que telenovelas como
Pandillas, guerra y paz, Las muñecas de la mafia, El capo, Pablo Escobar, etc.
han salido al aire se ha generado un debate sobre cómo la televisión influye en
la vida de los jóvenes, que hasta este momento, no ha terminado.
Los creadores de programas con
temáticas de violencia y sexo alegan que su objetivo principal para hacer estos
proyectos es mostrarle a la juventud qué puede pasar si se sigue este ejemplo,
persuadirlos y lograr que no tomen malas decisiones que no solo los perjudican,
sino que también a sus familias, amigos y a la sociedad.
Por otro lado están los
opositores que no creen en estos programas argumentando que dañan las mentes de
los jóvenes y los incentivan a ser como estos personajes. La mayoría son padres
de familia tradicionales que creen en los valores y piensan que se está
atentando contra la moral.
Ambas partes tienen argumentos
válidos, sin embargo ninguna tiene la verdad absoluta. Los creadores de
contenido televisivo bien podrían hacer y transmitir programas sobre eventos
culturales, libros, cine, o sobre la buena ortografía, pero si no son novedosos
y entretenidos la gente no los verá, y como es obvio, los productores viven de
la televisión, si no hay rating no hay trabajo.
Un buen ejemplo de innovación televisiva
es el Profesor Súper O transmitido por el canal 13, programa que enseña
ortografía de forma didáctica y que se ha convertido en una referencia cultural
para la sociedad colombiana.
Se puede presentar contenidos
violentos y sexuales en las telenovelas, pero siempre respetando el pudor y
esto no significa censura, solo que al presentar escenas demasiado explicitas
pueden generar fastidio a los televidentes. Además estos contenidos no son aptos
para menores, lo cual si ellos van a verlos deben estar en compañía de adultos
que les expliquen lo que están viendo. Pero esto es responsabilidad de los
padres, no de los canales pues ellos advierten antes de presentar los programas
de que serán contenidos fuertes para los niños.
En conclusión, hacer programas
sobre violencia, sexo y drogas no está mal. Lo que está mal es que los jóvenes
y los canales no varíen su programación, también se debe aprender sobre arte y cultura.
Al ver estos contenidos siempre debe estar presente un adulto para supervisar
que no hayan contenidos explícitos y exponerle a los jóvenes que haciendo el
mal no se llega a nada bueno.
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